martes, 7 de junio de 2011

El Inca y el Capac

Hace muchos siglos atrás, en la época del Inca Sinchi Roca, conquistador de los Cujumarcas y los Aymaras; cuenta la leyenda que éste tenía un Guanacuc (mago) de Carácter pérfido y lleno de intrigas y misterios.
El Guanacuc  quería eliminar al Capac (señor), llamado Titu, quien era la mano derecha del Inca, ya que había ayudado a calmar una sublevación fuera del Cuzco.
Después de una larga discusión con el Inca, el Guanacuc concluyo diciendo: - “Señor, yo se que es un espía infame, pagado por los enemigos de nuestro señor, hijo  del gran dios Sol,  para atentar con su preciosa y valiosa vida”.
El Guanacuc, hiso un respiro al hablar y continuo: -“os ha hecho ganar las batallas pero ¿quién sabe si su lealtad no es una mentira?”
Estas últimas palabras convencieron al Inca, llenándole de desconfianza, rencor y desprecio, por el Capac.
“Guanacuc”, - dijo el Inca alterado – “tienes razón y tal vez haya venido ese traidor a Machu Picchu, a quitarme la vida, lo cual seria fácil ganándose mi confianza.”
Cuando el Guanacuc Vio al Inca en disposición de animo que quería, añadió diciendo que el medio mas seguro de librarse del traidor era arrestar al Capac y cortarle la cabeza, honroso designio aceptado por Sinchi Roca.
El Inca mando llamar A Titu, y el Capac se presento en Machu Picchu.
- “¿Sabes por que te he hecho venir aquí?” - pregunto Sinchi Roca Al Capac – “no, mi señor, ¿qué crimen he cometido?” – pregunto exaltado Titu.
- “he sabido que eres un espía y quieres matarme, pero para evitarlo, mejor te quito la vida yo primero.
El Capac recurrió a la suplica y le dijo: - “señor por favor prolóngame la vida, que vuestro padre el dios Sol la prolongara a usted.
El Inca se negó totalmente y mando al verdugo que le vendara los ojos, las manos y le cortara la cabeza.
El Capac estando de rodillas le dijo: -“mi señor, puesto que usted no quiere rehusar la horrible sentencia, me deje ir a mi casa, dar el a dios a mi familia y darle un quipu mágico de regalo, que es digno de figurar entre muchos tesoros.
Pues, después que me hayan cortado la cabeza y usted cuente con los dedos los primeros ocho nudos, mi cabeza responderá todas las preguntas que usted haga.”
El Inca Sinchi Roca lleno de curiosidad y ambición, deja que el Capac vaya a su casa a cumplir con toda la diligencia.
Titu Capac compareció en el momento indicado, camino hacia el trono y entregando el quipu a manos del Inca, pidió clemencia.
-“Tus ruegos son inútiles, quiero tener el placer de oír hablar a tu cabeza.” – contesto el Inca cn una sonrisa irónica y diabólica.”
La cabeza fue cortada diestramente, con un cuchillo largo de hueso pulido, que cayo en un plato grande de oro y la sangre que salió disparada, al caer al plato dejo de chorrear.
Con asombro vieron que la cabeza de Titu Capac Volteo con los ojos bien abiertos y hablo: - “señor cuente los nudos del quipu por favor, que vera algo asombroso.”
El Inca observó los nudos y cada vez que los contaba, sentía un pequeño punzón en los dedos que siempre se los llevaba a la boca.
Al terminar los ocho nudos, el Inca miró a Titu, y este con un gesto le dijo que siguiera contando, el Inca siguió contando, y después de un momento, una agitación de desesperación se apodero de Sinchi Roca, convulsionando y botando espuma de la boca, cayo a los pies del trono.
Entonces la cabeza exclamó fuertemente y acento sepulcral: - “¡Tirano! así deben perecer los Incas que abusan de su autoridad, sacrificando inocentes.

lunes, 25 de abril de 2011

Kontiki y el Inca Wiracocha


Kontiki y el Inca Wiracocha

Hace muchos  años atrás existían dos naciones muy lejanas, donde el Dios Sol nace, allá en los Andes.
La primera, era un reino nuevo y poderoso, con ansias de expandirse;  nacido en el cerro Huanacaure, era llamado reino de los Incas, donde su gobernante llamado Haton Topa, era reconocido por sus enemigos, pues para llegar a gobernar a los Incas, depuso a su padre Yahuar Huaca, Cuando se acobardo frente a los pueblos Chancas que amenazaban a su pueblo.
La segunda nación eran diversos pueblos en el Lago Titicaca, siendo los restos de la civilización Tiahuanaco, quien su líder y sumo sacerdote era llamado Kontitiki Wiracocha o Kontiki Hijo del Sol
Un día, dos Jefes que pertenecían al Colla Suyo Inca, llamados Sinchi Cari y Zapana,  explicaron al Inca su conflicto territorial, invitándolo a participar en el la discusión y decisión en el problema.
Haton Topa, fue a consultar al Oráculo del Cuzco, quien le dijo que apoyara a Sinchi Cari; Zapana furioso fue a pedirle ayuda al sumo sacerdote Tiahuanaco, Kontiki Wiracocha.
Kontiki, al ver el peligro de la invasión Inca, decidió ayudar a Zapana; Sinchi Cari partió del pueblo de Coquimbo junto al Inca, encontrándose con la resistencia de Zapana y Algunos soldados Tiahuanaco, librando la batalla de Paucar  Colla, derrotando a Zapana; Sinchi Cari y el Inca Haton Topa con sus tropas avanzaron hasta el lago Titicaca, librando la famosa “batalla del Lago”, haciendo retroceder a las tropas de Kontiki Wiracocha.
Herido Kontiki, Trata de huir, para dar el encuentro a los sobrevivientes de la batalla y los que hayan podido escapar de los soldados del Inca, del territorio Tiahuanaco.
Pero en la ciudad de Urcos, Kontiki se encuentra cara a cara con el Inca Haton Topa y su guardia personal.
Los habitantes del pueblo lo hacen prisionero, pero como sabían que era un sacerdote, hijo del Dios Sol, hablaron con el Inca, el Inca le perdono la vida, a la vez que Kontiki se arrodillaba ante el monarca, entregando el báculo y la mascaipacha de Wiracocha, diciéndole al Inca: “- Grandiosos y Bienhechoras dichas para ti y tus herederos”, Kontiki partió en busca de su familia y sobrevivientes y en la zona de Chivay da el alcance a los refugiados, recorren bordeando los andes, todo el territorio de la sierra de Arequipa, pasando por Ayacucho, hasta llegar a Huancavelica y por el pueblo de Pillpichaqui bajaron hacia la costa hasta Cañete, Kontiki y toda su familia llegó hasta nuestras tierras, unificándolo y enseñándonos a trabajar y cultivar la tierra este reino, construyendo las diversas Huacas; comunicándose con los pueblos del Norte, llegando hasta las culturas sedentarias del Ecuador, famosos por tener las grandes maderas flotantes.
El Inca regreso al Cuzco y en una ceremonia muy especial, enseño el Báculo y la Mascaipacha a todos los representantes de Imperio, bautizándose como el Inca Wiracocha, hijo del dios Sol todo Poderoso.
Un día Kontiki después de un largo viaje, trajo consigo miles de maderas flotantes, y a orillas del mar de ventanilla, y tan solo utilizando liana y maderos, construyo grandes naves, pues decía que el Dios Sol, había decidido cruzar el mar en busca de las tierras, que en sus sueños el Dios Sol, le hizo ver, para que se salven del Inca.
Kontiki, nombro a Tangaroa, un fiel seguidor suyo, señor de  Pachacamac, Rímac, Chancay Y Huamán.
Como era peligroso el viaje, Kontiki dejo a su hija, que era una bebe, en el gran templo de Pachacamac, nombrándola Sacerdotisa.
Kontiki se embarco, junto con su esposa y otros refugiados de la cultura Tiahuanaco y  el curacazgo de Pachacamac.
Después de 20 años, a la orilla del mar del Callao, llegó una balsa con el símbolo de kontiki, dentro había una pareja de jóvenes que contaron las aventuras de kontiki y como llegaron a diversas islas hasta  llegar a la Polinesia.

jueves, 14 de abril de 2011

Terremoto

Terremoto
Día miércoles, con una tarde muy pesada por el sol de febrero, José terminaba de hojear unos papeles, del evento que estaba por organizar, en un momento impredecible, todo empezó a temblar, el suelo , las paredes, el techo, el movimiento se puso mas fuerte, las ventanas de la pequeña oficina que había montado para su trabajo, reventaron con sonido estridente que José, lo único que supo hacer es colocarse debajo del escritorio, tal como le habían enseñado en el colegio, al cubrirse escucho y vio como las paredes y parte del techo se desprendías en bloques de mediano tamaño. El movimiento duro cerca de 6  minutos, cuando paro, José salió de su escondite, rápidamente; en la desesperación empezó a marcar su celular, no había señal, salió al exterior del recinto y solo veía gente tirada en las calle, personas inconscientes; empezó a pedir auxilio, nadie lo escuchaba, se percato que no tenia ninguna herida o fractura en su cuerpo, volvió a marcar el numero de su casa y de los celulares de sus hermanos, seguía sin señal, empezó a caminar en dirección de su casa, temía que le haya sucedido algo a su familia.
El camino a su casa era un poco lejos, la ciudad estaba totalmente destruida, nuca había estado en un terremoto; postes caídos, pistas agrietadas, profundos huecos, paredes caídas, puentes peatonales rotos, atravesó muchos obstáculos; llegando a la avenida donde se ubicaba su hogar, reconoció a muchas personas, que lloraban, se persignaban, muchas gritaban de dolor, otras rezaban en su fanatismo, José se desespero y empezó a correr, hasta llegar a las ruinas del edificio donde quedaba su casa.
Al pasar entre los escombros de su hogar, sintió un fuerte vacio en su interior, a la vez un hincón doloroso en su corazón, un presentimiento lo aturdió.
Apresuro el paso, mientras miraba a la gente que caminaba como zombi, algunos no creían lo sucedido, otros rezaban como si fuese el día del juicio final, muchas gente gritaba los nombres de sus seres queridos, otros buscaban entre los escombros de las casas o construcciones de edificios que se habían caído.
Al llegar al parque que estaba a tras de su casa, vio una multitud de personas, reconoció a sus vecinos, percibió que toda la zona esta en obscuras, salvo por los rayos que salían de los cables eléctricos tumbados en las calles y pequeñas fogatas hechas por grupos de personas que estaban ahí para mantener el calor y la luz infaltable en estos casos.
José empezó a emitir el silbido familiar, una y otra vez y nada no escuchaba respuesta, su corazón empezó a palpitar mas fuerte, pero su cerebro mantenía la calma, - “…si me desespero perderé la cordura, aguanta José”, - se decía a si mismo...
Volvió a silbar, esta vez escuchó, en forma de respuesta un grito de mujer -  aquí estamos José, aquí estamos - cuando José agudiza la vista vio a su hermana Alejandra, agitar las manos en alto, se dirigió hacia ella, y encontró a su hermana y a su madre, junto a unos cuantos vecinos del edificio, saludo a Alonso que era uno de ellos y hace mucho que vivía solo, no tenia familia, por eso no le sorprendía que no estuviese preocupado, al abrazarlas , observo que las dos estaban nerviosas, las calmo acariciándoles la cara a cada una y besándolas en la frente, infundiéndoles palabras optimistas y dulces.
José ¿Jean Carlo donde estará? – Pregunto su madre, - calma mamá el estará bien – contesto Alejandra, José, busco su celular y trato de llamar al teléfono de Jean Carlo, pero todos los medios de comunicación habían caído, el ruido que emitía el auricular era de una desesperante estática.
Alejandra y José cruzaron miradas de angustia, José seguía con los hincones y la corazonada de que algo mal estaba saliendo.
Mamá iré en busca de Jean Carlo y lo traeré, no te preocupes -  le dijo José con voz firme a su madre.
José confiaba en que su hermano había sobrevivido, los dos fueros Scouts de niños sabían como actuar y como sobrevivir, en todo tipo de situaciones; salió en su búsqueda.
Su hermano no vivía muy lejos, a unos cuantos cruces de avenidas, pasando el ovalo principal de su distrito, mientras caminaba, los recuerdos de infancia lo inundaron, con una gran nostalgia, “…Ya sabes José, si nos perdemos, siempre camina con mucha precaución, si vas de sur a norte camina por el lado izquierdo de tu cuerpo, y si es de norte a sur camina por tu lado derecho, igual de este a oeste por el lado derecho, y si es de oeste a este por tu lado izquierdo…”. – José reacciono al llegar a uno de los primeros cruces de avenidas, observo  que todas las tiendas , bancos, casas y edificios, que habían , todos estaban colapsados, regreso a la realidad , gritos, llantos y desesperación por todos lados, la angustia le volvió, ese vacio profundo en su corazón, “mi hermano,” pensó; de golpe se le vino a la memoria un nombre del que se había olvidado hasta el momento, “Andrea”, recordó, “¡no, no, no puede ser ella¡”,  pensó en voz alta, sacó otra vez el celular y busco su  número, timbró,  recibió la misma respuesta, estática, busco mensajería de texto, “de repente eso funcionaria”, imaginó, a la vez que escribió y envió el mensaje, pero no había señal,  miró por todos lados, y por un momento se quedo en el aire, por primera vez no sabia que hacer, se tranquilizó, y ordenó su mente, “ ya que estoy aquí, ubico a Jean Carlo y luego voy en busca de Andrea”, siguió por el mismo camino pero esta vez un poco mas deprisa, con cada paso que hacia, su mente se sumergía de nuevo en otro recuerdo, en un recuerdo un poco doloroso,”…si ella termino con migo para estar con ese gordo patán”, “ tu los viste besándose en la fiesta”, “ aun la quieres, aun la quieres…”, una explosión, que provenía del otro lado de la avenida lo despertó del nuevo sueño en que estaba, “ya falta poco” se dijo así mismo, continuo con el recorrido.
Al alcanzar el ultimo cruce de avenidas, siguiendo hacia el sur, llegó al grupo de viviendas donde el hermano de José se encontraba, vio una gran fogata en el sardinel que estaba en medio de la pista y empezó a emitir el sonido del silbido familiar, volvió a repetirlo, y escucho la respuesta del silbido, enfoco bien la mirada  y vio una sombra que agitaba un solo brazo, ya que el otro lo tenia pegado al pecho; se acerco rápidamente y abrazó a su hermano, - JC, que fue tu ¿tu brazo?, ¿que pasó?, -  pregunto José, - nada solo me fracture el brazo, al tratar de salir, me salve de un pelo, todo el techo de mi departamento colapso, y eso que nos dijeron que eran antisísmicos, los del gobierno son unos mentirosos y ¿ mamá y Alejandra como están?- respondió, Jean Carlo, -están bien no te preocupes, es mas vamos a verlas, - le dijo con voz suave José a su hermano, - ya pero me preocupa Adriana, ¿estará bien?, no logro captar señal de audio o internet – Jean Carlo le preguntó un poco melancólico a José, - no te preocupes ella estará bien; mira, haremos esto, a mamá y Alejandra la llevamos donde mi tía Carmela, que estén Mi tía, Danny, Vanny, Alejandra y Mamá juntas, y cada uno sale a buscar, yo a Andrea y tu a Adriana, luego regresamos y vamos a buscar a la abuela OK – dijo José a Jean Carlo – buen plan, me gusta, pero caminemos despacio, cuando muevo mucho el brazo me duele y eso que he tomado varias pastillas para el dolor, me las saque del botiquín que tenia el medico del costado jajaja – rio fuertemente jean Carlo, que muchos de sus vecinos lo miraron con asombro - ya entonces vamos – repitió  José haciéndole una seña con la mano.
Caminaron de regreso al lugar donde se encontraba la familia de José, llegando al ovalo, el celular de Jean Carlo suena, a la vez que a José se le hundía el corazón de angustia, y desesperación, el no entendía que era lo que le sucedía, ¿Por qué sentía eso? ¿Por quién sentía eso?, - ¿Quién era, J.C.?, pregunto con voz calmada, pero triste  José, - es Adriana dice que esta bien y su familia también, que me va a estar esperando, - respondió alegre Jean Carlo, José se quedo inmóvil por unos segundos, al reaccionar saco el celular y marco el numero de Andrea, había línea, pero sonaba apagado, - “…no creo, no lo creo, ella no puede estar…, no, no lo creo…”, pensó desesperadamente José, comenzó a caminar, alcanzando a su hermano, Jean Carlo lo miro y le vio una cara de angustia y terror, pero decidió no preguntar que pasaba.
Al llegar al grupo donde estaba su madre y la hermana, Jean Carlo Saludo efusivamente a las dos sin abrazarlas muy bien por el brazo fracturado, empezaron a regresarle los dolores a Jean Carlo, justo había un grupo de vecinos amigos de la infancia, que con José decidieron ir al Inkafarma del costado, farmacia que estaba en ruinas; a buscar todo tipo de medicinas que podrían ayudar a los heridos que estaban ahí, pues la ayuda medica todavía no llegaba, ya que vivían en una zona residencial, muy alejada de la civilización.
Recogieron varias medicinas repartiéndolas equitativamente en los pequeños grupos de familias y vecinos que se habían formado en el parque.
Una vez organizado el grupo vecinal y estando atento a las inquietudes de su madre, José y Jean Carlo decidieron enrumbar a la casa de su tía para dejar a su madre y su hermana con ellas y estén mas tranquilas.
Caminando, por las calles de su distrito, la familia Garay, que era el apellido de todos, vieron y entendieron lo devastador que podría ser un terremoto, calles muy obscuras, gente caminado como zombis, gimiendo, sollozando, vociferando, perdón de Dios, - “…como si Dios tuviese algo que ver con un desastre natural y científico…” – pensó José en su interior, ya que no podía decir eso en voz, alta por que su mamá y su hermano eran fieles devotos católicos,
En cambio la madre en voz muy queda agradecía a Dios, María, Cristo y la que siempre lo acompaño a María Magdalena, José la miraba con una alegría de que estuviera viva, que se le llenaron los ojos de lágrimas, pero otra vez ese hincón y ese profundo vacio en su corazón. ¿Qué pasaba?, no lo entendía.
Al llegar a las ruinas, de la casa de la tía de José, todos se saludaron y encargaron el cuidado de su mamá y hermana, a la tía y primas,  prometiendo regresar; cada uno de los hermanos fue en busca de sus corazones.
Corría  la media noche, el camino hacia la casa de Andrea era muy larga, las calles demasiado obscuras, al pararse en un grifo destruido, grito preguntando si había alguien, moviendo unos escombros encontró el cadáver de uno de los trabajadores, del grifo, José se asusto, tuvo ganas de vomitar, se le revolvió el estomago, y por primera vez después de quince años, se persigno.
Arrancó un pedazo de tela del la vestimenta del grifero muerto, rompió un pedazo de palo de escoba, amarró la tela y lo mojo en un charco de gasolina que estaba derramada en una de las islas, entro en las ruinas del market del grifo y pudo recoger un encendedor botado en el mostrador, prendió la antorcha, y con la luz del fuego, continuo su camino.
Los recuerdos inundaron por tercera vez sus pensamiento, - “…Andrea, espera por favor, podemos hablar, - dijo José bajando las escaleras apresuradamente, Andrea paró y volteó, con voz tajante le contesto – que quieres, tengo que irme estoy apurada – solo quería decirte que me gustas y si querías ser mi enamorada, - José lo dijo, profunda y  tímidamente – no, ahora no te puedo corresponder, pero con el tiempo de repente, - Andrea bajo muy rápido las escaleras para que José pueda reaccionar, sin pestañear, se dio media vuelta y regreso a su salón…”,- un ruido muy estridente lo devolvió a la realidad, era la detonación de un balón de gas de una tienda, José cambio de rumbo y empezó a bordear toda la avenida contraria a en donde ocurrió la detonación, alejándose los mas rápido posible , de la zona.
Llegando al cruce de dos avenidas conocidas, escuchó los gemidos de dolor y el grito de auxilio de un señor; se acerco al grupo de carros chocados, que había frente al grifo destruido, y vio a un señor que trataba de salir de uno de los coches, José lo ayudo a salir, notó que la pierna izquierda del señor estaba quebrada, lo tendió en el piso  y calmo al señor; se acordó, que se había guardado en el bolsillo algunos analgésicos – “por si acaso, uno no sabe”, - se decía, le dio a tomar tres pastillas, busco y encontró unos palos que le sirvió de tablillas para amárraselas alrededor de la pierna, lo cargo y lo ayudo a caminar, hasta un grupo de señores que estaban en el sardinel, en medio de la avenida principal, mientras  atendían al señor, José retomo su viaje, soñando con los recuerdos – “…Patrulla guías fórmense, - se escucho a lo lejos en la carpa de los Scouter, se quedaran en la isla San Lorenzo hasta el día Domingo a las cuatro de la tarde, hora en que serán recogidos y de regreso a sus casas, - se escucho, en voz firme, - no lo olviden esta es su ultima prueba, la prueba de supervivencia, esperamos no lamentarnos, el domingo; ustedes son Scouts Marinos y sabemos que no nos defraudaran…”
La antorcha se apago con un ventarrón de aire frio, se dio cuenta que estaba cerca al malecón, se había desviado demasiado de su objetivo, prendió de nuevo la antorcha, se sentó a descansar en uno de los paraderos de la avenida Brasil, “… ya estoy cerca, ya estoy cerca…” – se repetía, para darse animo.
“…Rodolfo, es sábado, te toca ir a recoger la leña para la fogata – gritó Alfonso, líder de la patrulla “guías”…, -  ya voy - respondió Rodolfo…”, José reconoció la avenida que lo llevaba hacia la casa de Andrea, rodeo unos cuantos carros estrellados en la pared de una pollería, mientras seguía recordando – “…Tanto se demora Rodolfo, ha pasado dos horas y no regresa – habló  Alfonso con tono preocupado – “si esta por anochecer iré a buscarlo” – dijo Ricardo guía de la patrulla “rinocerontes” – te acompaño - dijo José, en esa entonces guía de la patrulla “halcones”.
A unos cuantos metros del campamento en un acantilado cerca a la playa de la parte occidental de la isla se escuchaban los gritos de Rodolfo guía de la patrulla “leones”, que había caído en lo profundo, atrapado entre las rocas con un brazo roto y zafado de su sitio, eran gritos desesperación, dolor y angustia; José bajo a calmarlo, mientras Ricardo iba por los demás.
Reunidos todos, empezaron a aplicar, el entrenamiento de rescate, aprendido días atrás; una vez arriba, toda la patrulla del campamento empezó a dar ideas de cómo deberían colocar el hueso en su sitio y entablillarlo, llegando a un acuerdo, pero nadie lo quería hacer, Guillermo, guía de la patrulla águilas, era el mas “carnicero”, así que se ofreció a hacerlo, pero necesitaba ayuda, sorteando el puesto; José saco la pajita mas chica , él lo ayudaría, los demás trajeron el botiquín y sacaron el frasco de analgésicos y se lo empezaron a poner en la boca de Rodolfo, - toma pásalos con esto, Alfonso había traído una “chata” de Ron a la mitad, todos lo quedaron mirando, - los analgésicos mas esto lo calmaran en una mientras ellos colocan el hueso, ya no gritará,- todos nos miramos y acentuaron la cabeza como un si y al cabo de unos minutos, Guillermo cogió la parte de la mano de Rodolfo y José se aferró del antebrazo, cerca del codo; a la voz de tres jalaron y de un tirón, colocaron el hueso del brazo en su sitio, los dos sudosos, empezaron a entablillar con cuidado , todo el brazo, mientras Rodolfo dormía, por el efecto de la combinación de las pastillas y el ron…” – “ya falta poco” -  se dijo a si mismo, continuo con el recuerdo,- “… Es grato darles la medalla de honor y el cordón Kontiki Wiracocha, galardón otorgado a los pocos Scouts marinos en el transcurso de nuestra historia, también, rendir homenaje a los guías de Patrulla, Guillermo, José y Alfonso, por demostrar su eficacia en la prueba difícil de primeros auxilios, acá están sus respectivas insignias, felicitaciones,-  Guillermo y José miraron a Alfonso con una sonrisa de asombro –  ¿funciono no? ¡Jajajajaaj! – les respondió este con una fuerte carcajada; rieron fuertemente los tres…” al despertar el recuerdo José percibió en su rostro una ligera risa, mientras escuchaba las risas de alegría de un grupo de personas  que se abrazaban, al parecer familiares que se encontraban.
José ya había llegado a la Plaza donde se ubicaba la casa de Andrea, eran las tres de la madrugada, todavía había tela y combustible, para mantener la antorcha prendida, comenzó a recorrer  todos los grupos de personas que estaban acampando en la plaza que no estaba destruida, solo el poste central había caído.
Empezó a preguntar por el apellido de la familia, pero nadie la conocía; cuando se empezaba a angustiar, una niña se le acerco, diciéndole que en su colegio tenia una compañerita, con ese apellido, que hacia una hora que se habían ido con otro grupo de señores al parque que estaba por la huaca, camino al puerto, que la ayuda llegaría desde ahí.
José se enrumbo, hacia el parque, rogándole por segunda vez a Dios que Andrea estuviese bien, al llegar empezó a buscar, por cada grupo, hasta que la encontró a lo lejos,  abrazada con el chico gordito, pensó en angustiarse, pero el ver que estaba bien y contenta con su familia y el ser que ella había elegido, José se alejo, sin decir nada.
Camino de regresó a donde había dejado a su familia, sintió de nuevo ese hincón y angustia, medito – “mi madre y mis hermanos están bien, mi familia estaba bien, Andrea estaba bien, ¡quien podría ser! ¿El mismo?, pero el se sentía bien, llegó donde su familia cuando era ya de día, los abrazó fuertemente y se alegro de tenerlos vivos.
Ya habían pasado ocho días de la tragedia, y la Cruz Roja Internacional les habían mandado carpas familiares y bolsas de dormir térmicas, ya que a raíz del terremoto el clima había cambiado bruscamente, y por las noches bajaba la temperatura demasiado; José  y Jean Carlo estaban Jugando una partida de monopolio,( juego que habían encontrado entre los escombros de los edificios) y escuchando el informativo de la radio a pilas que Jean Carlo había traído de los restos de sus cosas que había recuperado en lo que había sido su departamento, cuando al lanzar los dados, José volvió a sentir ese hincón en el medio del corazón, una angustia profunda que lo incomodo, al recuperarse, la madre entro corriendo, para alzar el volumen de la radio, José y Jean Carlo, se miraron boquiabiertos, al escuchar el nombre de uno de los muertos, era el de Martín Garay Zapata, ¡se habían olvidado de su padre!.

Fin

miércoles, 23 de marzo de 2011

La moto

LA MOTO
Una moto, el gran sueño de Pablo, lo había realizado con mucho esfuerzo, largos y duros años de trabajo, juntando cada moneda, caminando de ida y vuelta a pie, desde magdalena a Surco donde residía, las amanecidas y los fines de semana repartiendo volantes de los diversos conciertos que habían , soportado humillaciones de ex compañeros de la escuela al verlo así, sudando el dinero que necesitaba para comprarse esa divina maquina, ahora la observaba detenidamente, en un estado de trance, recorría con la vista todas las partes y piezas de su nuevo juguete, el color bronce metálico de la carrocería, que le daba vida a la nave, porque ¡era su nave!, con ella podía ser la envidia de todos conquistar a la chica mas bonita de su barrio, panudearse corriendo por la avenida, en las noches tener un trabajo mejor con muy buen sueldo, esa maquina era lo que siempre había querido.

Cuando su madre vio la moto, soltó en llanto, no de tristeza, ni de alegría, sino de cólera por esa monstruosidad, siempre se opuso a esa compra y a que saque el brevete, le decía que mejor se comprar un revolver y un cajón en ves de eso, pablo no le daba importancia a la opinión de su madre, cada vez que Pablo salía en la moto de su amigo, a la madre le daba un escalofrío que ella terminaba bendiciéndolo
Cuando salía en la moto de su amigo, a la madre le daba un escalofrió que siempre lo bendecía.
Al día siguiente de la compra, muy temprano Pablo fue a la cochera de su casa, donde había guardado la moto, levanto la funda que la cubría, la miró y le paso el trapo para sacarle los últimos residuos de polvo que tenía. Su madre lo llamo para desayunar,  y lo miro ahí, en cuclillas, hablándole a la moto, parecía enamorado de ella, se entristeció y dio  un suspiro, volvió a llamarlo con voz fuerte y tajante, ¡Pablo a desayunar! , ya mamá, voy en un minuto, déjame acabar con esto, tiene que estar lista para esta noche, la voy a estrenar, dijo Pablo emocionado, si pablo hasta que te estrelles, Dios no quera que suceda eso, dijo la madre fastidiada, ¡ya mamá! no empieces con tus sermones eso me irrita y tú lo sabes, ¿Porqué no abres los ojos y no te das cuenta que ya no soy un niño?, todos los muchachos ya tienen carro y moto y yo siempre he soñado con tener este juguete, así que no me molestes por favor, he trabajado mucho para esto y si me estrello me estrello pues, contesto Pablo furioso, cogió un pan y salió azotando la puerta fuertemente
Al llegar a la universidad, Pablo entró al salón, y se encontró con sus amigo, empezó a comentar y alardear sobre su moto con ellos, sus amigos lo fastidiaban, de broma una chica le dijo, esta noche vamos a ver la moto de tu amigo como nos hiciste creer una vez, sus amigos se rieron muy fuerte, Pablo volteo y con una sonrisa irónica le contesto, Stephanie, si quieres la inauguramos juntos, Stephanie, con una mirada de desprecio le expresó unas palabras hirientes, ni lo pienses niño, nunca montaría una moto contigo, ni aunque fuese la mas veloz y la mas bonita, sus amigos se volvieron a reír, Pablo arrocado, bajo la mirada y se trago la saliva que se le había acumulado en la boca por la impotencia de poder hacer algo. Aso el día y al llegar a casa, almorzó lo mas rápido que pudo, y fue a la cochera  a darle los últimos toques a su moto, subió a su cuarto y selecciono la ropa que iba a estrenar esa noche, quería impresionar a todos, sobre todo a Stephanie, la chica que siempre había tratado de conquistar (aunque haya pasado por todos los chicos del salón el sentía algo especial por ella), fue al teléfono y llamo a su mejor amigo, Felipe, habla Bross, vamos a estrenar mi moto esta noche, apuesto que corre mas que la tuya, a Pablo le gustaba como su corazón se le aceleraba cuando decía “mi moto”, ¿Tienes una idea en donde la estrenamos? Pregunto Felipe, Pablo respondió, vamos a KEOPS, La discoteca,  donde paran todos los pituquitos, Felipe lo corto diciéndole, primero vamos a recoger a Ana y Jadira que nos quieren salir con nosotros, ya ok respondió Pablo efusivamente, colgó el teléfono y se fue a asearse, se puso ese blackjean ancho que tanto le gustaba, ese polo de marca Vision, único en su especie, bien skater, las zapatillas Adidas de modelo gacela que tanto le costo conseguir, estaba preparado para conquistar al mundo en su maquina, bajo corriendo las escaleras, en dirección a la cochera y aprovechando que su madre estaba en el tercer piso, prendió un dubis y se lo fumo  hasta la mitad, observo detenidamente su moto, detalle por detalle, para arriba y para abajo, estaba como extasiado, abrió la puerta de la cochera y saco la moto, se dirigió al grifo para llenarle el tanque, después se fue al cajero a sacar mas dinero, se acordó que no se había despedido de su madre, que no había recibido su bendición , se quedo pensativo por un momento y haciendo una mueca de desacuerdo decidió no darle importancia y dar rienda suelta a su espíritu aventurero.
La madre al escuchar el motor de la moto, bajó hacia la cochera, pero llego tarde ya se había ido, sintió una aflicción seguida de una profunda punzada en el corazón, se persigno y se fue a terminar el tejido que hacia, después de un buen rato se quedo dormida.
Pablo llega al punto indicado, a los 20 minutos, aparece Felipe, eran ya las siete de la noche, era momento de empezar, ¿Listo para la aventura?, le pregunta Pablo a Felipe, claro hermano, responde Felipe juagando con el acelerador de su moto.
A las pocas cuadras del sito donde tenían que recoger a Ana y Jadira, Pablo y Felipe quisieron picar las motos en una avenida larga, pero no podían porque había mucho trafico.
En una boca calle, dieron la vuelta y se dieron cuenta de que esa calle era una línea recta muy larga, después de un pequeño reconocimiento a cierto trecho de la calle, regresaron a la boca calle y al conteo de tres aceleraron las motos al máximo, la calle si era bien larga y acaba en un muro de concreto, al llegar y desacelerar (los dos llegaron empates), se percataron de que un Policía motorizado los había estado siguiendo, Pablo quiso volver a acelerar, pero, no lo hizo por no causar problemas, el policía bajo de la moto y se les acerco, con una voz ronca y aguardentosa, les pidió los documento, A ver sus brevetes y las tarjetas de propiedad, Pablo y compañía las sacaron temblorosos y las mostraron, el policía miro los documentos los miro a ellos, (hizo ese ritual como tres veces), y le dijo con voz marcial, sus documentos están en orden, pero los he visto correr y eso eta prohibido, los debería multar pero veo que son chicos buenos, así que se los pasare por esta vez pero no quiero verlos por aquí de nuevo, no jefe no lo hará, contesto en voz baja Felipe, con una sonrisa irónica, que el policía no lo escucho, prendieron las motos y se fueron a recoger a las chicas.
Una vez emparejados, pasearon por los distritos más fichos de Lima, dieron vueltas por el Ovalo Pacifico en Miraflores, hicieron un pequeño tour por San Borja, observaron el pentagonito de noche, las motos hicieron bulla por todo el centro comercial el Polo, subieron la av. Raúl Ferrero camino a la Molina, pasearon por la rotonda de la Molina, unos Guardianes de la Universidad San Ignacio les tocaron el pito.
Saliendo a  la Av. Javier Prado, vieron la hora y como era casi la media noche, se dieron cuenta que la Javier Prado esta ligeramente con autos y decidieron bajar y picar las motos por la avenida sin para hasta la av. Arequipa, las chicas gritaban de emoción, Pablo sentía su corazón libre, y acelerado a la vez, un sueño echo realidad.
En la av. Arequipa enrumbaron hacia la avenida Conquistadores, en donde quedaba la KEOPS, discoteca de moda, donde solo los adinerados y juergueros de Lima les eran permitidos la entrada, había un montón de carros y motos afuera del local, gente aglomerada en las maquinas, que no dejaba de admirar la nave de Pablo.
Stepahanie estaba en un  grupito donde tenían motos muy bonitas y rápidas, eran los tipos que se encargaban de las carreritas clandestinas en la costa verde. Hola Pablo como estas, esta muy bonita tu moto, pero que haces con esa perra, dijo en tono celosos y burlesco, Pablo y Ana la quedaron mirando y pasaron de largo, Stephanie rio fuertemente.
Felipe y Pablo estacionaron sus motos al otro lado de la calle, un tipo alto, musculoso, con pinta de mecánico frustrado, se le acerco, era la pareja de Stepahanie, su nombre era Piero, habla amigo veo que tu moto esta lista para correr que tal si hacemos unos piques, por acá hay un circuito urbano para hacerlo, Pablo al verse comprometido, observó a Stepahanie que tenia una sonrisa malévola, luego vio a Piero con mirada retadora, él no quiso quedarse atrás e impulsivamente acepto, enrumbaron hacia la zona del olivar en San Isidro y dieron una vuelta de reconocimiento, era una pista larga con varias curvas y que terminaba en una calle de un solo sentido, donde solo al final del camino había una pared de concreto.
Colocaron a Stepahanie y Jadira una cuadra antes para que dieran la señal de que se acababa el camino y pudieran maniobrar, al principio de l circuito, ambos destaparon una cerveza, Piero saco un dubis y lo fumaron, haciendo el ritual de la “baticheleada”, y se colocaron en posición de partida, las motos rugían una y otra vez, Ana se coloco en medio para dar la señal de arranque, ambos se miraban de reojo, los tubos d escape reventaban con el sonido del motor, a la cuenta de tres Ana soltó el pañuelo y los dos motorizados arrancaron.
Pablo tomo ventaja de dos metros, el otro chico acelero al máximo, alcanzando a Pablo, se miraron cara a cara, a pesar de los cascos se podía percibir el odio repentino de los dos contrincantes, Pablo hizo una maniobra que dejo alelado a Piero, sacándole ventaja, para ser novato maniobra bien pensó Piero.
Pablo acelero al máximo, su moto y al ver a su costado que no había nadie, volteo la cabeza hacia atrás, observando la gran ventaja que había sacado, eso quería que había ganado, que su moto no le había fallado, estuvo un largo rato mirando hacia atrás que no se percato, de la señal que le hacia Jadira, al reaccionar , puso la mirada la frente, pero fue demasiado tarde, solo se escuchaba un fuerte choque contra la pared, en el momento que Pablo se estrellaba contra la pared, la madre despertó exaltada y sudando frio, con un dolor muy fuerte en el pecho y con molestosas lagrimas en los ojos.



viernes, 18 de marzo de 2011

vencer o vencer

“VENCER O VENCER”
Eran las 8:00 p.m., y Sergio estaba en su cuarto, echado en su camarote, con la luz apagada, mirando el catre de arriba, con esos ojos grandes y pupilas negras, de mirada profunda; la mente se le revolvía al pensar, porque se había metido en ese enredo.
¡Qué  estupidez¡- pensó en voz alta, solo porque  su familia, creía que se estaba volviendo adicto a la cocaína, lo obligaron a servir en la infantería de marina. Pasar dos años sin ver la calle, él que estaba acostumbrado a estar fuera de casa muchas horas del día y aunque sí, una que otra vez había consumido coca, no se consideraba adicto como muchas personas de su entorno que lo hacían a diario.
Le costo mucho hacer que su cerebro soportara estar entre cuatro paredes, pero ahora lo había conseguido.
¡Ay la vida es muy paradójica! se volvió a decirse a si mismo, pero esta vez en voz baja, parpadeaba muy despacio como disfrutando la vista del catre encima de el, paradójica si, ahora se encontraba recibiendo ordenes de un montón de superiores que no eran de su nivel social, y pensar que siempre había sido un chico rebelde, contestón, no le quedaba mas que aprender a callarse, a ser respetuoso y a aguantar todo en el encierro.
Su mente ahora se enfoco a otras ideas, otros pensamientos, la misión que le habían encomendado, era una misión riesgosa, pero tenia que cumplirla, de pronto  le vino la sensación de amargura al recordar cuando sus superiores lo golpeaban al saber que vivía en una zona “pituca” de Surco; pero dio un suspiro cuando la imagen mental cambio de pronto al reflexionar, que después de todo tenia buena suerte, porque había terminado con honores su promoción. La alegría de saber que quedo en segundo puesto en el curso de infantería trajo a su memoria la figura de su capitán al darle la medalla y el diploma al mejor “franco tirador” y al más inteligente y valeroso soldado en el curso de supervivencia.
Ni bien había salido del tobogán del tiempo, comenzó a tomar conciencia que lo habían nombrado líder de un comando de asalto, a un sitio estratégico e importante, para ganar una estúpida guerra que la había iniciado el dictador del país.
Tenia que enfrentarse a su peor pesadilla, un verdadero conflicto armado, esta vez se trataba de seres humanos de verdad… con profesionales de la guerra iguales a él, pero de otro país, no era un simulacro, era realidad.
Sergio se sentía confiado, pues el era el tipo calificado para esta misión, pero no sabia cual seria el movimiento de sus enemigos. “vencer o vencer”, era la frase que su conciencia le decía, frase que le daba vueltas en la cabeza, frase que a golpes aprendió, De pronto se quedo dormido.
A las cuatro y media de la mañana, la diana despertó a Sergio, se levanto con una sonrisa irónica de satisfacción, se metió a la ducha; el agua fría relajo su mente; después de un pequeño lapso que le tomo el baño, se vistió y de nuevo al ritual, cogió su arma, un fusil ametralladora semi-automática, modelo “AKM”, buena en tiros directos,  la alzo y  sintió que el arma ya era parte de su cuerpo. Sonrió y se sintió seguro, puso el murral en sus hombros y salió con dirección al bote de goma fluvial, especial para los ataques sorpresa, le llamaban “ZODIAK”, él la llamaba su trinchera móvil.
Subió al “ZODIAK”, y saludo a todo su escuadrón, que constaba de 4 hombres; un lanzagranadas, el Sargento que dirigía la nave, el que manejaba  la radio y un francotirador que asumía el puesto de logística.
Después de un largo viaje por el rio Santiago, rio fronterizo con el vecino país de Ecuador, hoy uno de los responsables de esta estúpida guerra, sin sentido; Sergio pregunto la hora, son las cinco con 10 minutos, señor, respondió con tono marcial el operador de logística, ¿cuánto falta para llegar al punto?, volvió a preguntar, después de un largo trecho de navegación.
¡Exactamente cuarenta metros, para llegar a la zona de desembarque, señor!, volvió a responder el operador de logística, ¡Bien, preparen el equipo y que Dos nos bendiga, dijo Sergio Calmadamente.
Estaba seguro de que si la misión era descubierta, ellos serían carne de cañón y morirían en un instante. Saco un cigarrillo del paquete que tenia en el bolsillo de la camisa, lo prendió, aspiro y luego lo expulso lentamente, atento a ciertos puntos de la orilla del rio, para ver si no había enemigos alrededor.
Faltando quince metros, para llegar al afluente de los ríos Paute y Zamora, que formaban este gran rio Santiago, reconoció que ya no estaban en territorio peruano, sino del enemigo.
De un momento a otro percibió un resplandor que lo puso en guardia, recordó la sensación producida por los efectos de la cocaína, consumida antes y se puso nervioso, ¡relájate! se dijo así mismo en voz muy baja.
Era una lancha acorazad adaptada a zonas fluviales. Una voz lejana y ronca se escuchaba dirigiéndose a ellos.
En nombre de la república ecuatoriana, identifique el vehículo. Sergio, sabia que ya habían sido descubiertos, a la vez que observaba cuan armados estaban los enemigos, pero la frase VENCER O VENCER que se le vino a la mente, lo hizo tomar una decisión.
¡Granadero, lance su carga hacia la proa de la nave enemiga!, le dijo al lanza granadas en un tono de voz muy tenue, ¡sargento dirija el “ZODIAK” directo a ellos!, ¡pasaremos sobre ellos!, ¡VENCER O VENCER!, grito con todas sus fuerzas, ¡VENCER O VENCER! Volvo a gritar con más fuerza.
El sargento que dirigía el “ZODIAK” puso a toda velocidad la nave, tenia en cuenta que mientras mas velocidad tenia, podía esquivar mejor las descargas enemigas.
El granadero hizo su primer disparo; el objeto impacto en la proa de la nave enemiga; un soldado ecuatoriano voló por los aires cayendo pesadamente al rio a la vez que los otros solados enemigos descargaban toda su artillería en contra del “ZODIAK”.
El “ZODIAK” paso por un costado del acorazo, y varios solidados enemigos apuntaron sus armas hacia Sergio y su comando, la tripulación del ZODIAK se lanzo al rio para abordar la lancha acorazada, cuando Sergio se tiro al rio, tuvo la sensación de un dolor muy fino que le atravesaba la cabeza.

Sergio despertó sudando frío y sobre exaltado, al sonido de la diana, se levanto, se aseo y vistiéndose relajó su mente, al afirmar que todo había sido un mal sueño, pero sabía que por dentro estaba asustado.
Cogió su equipo y se dirigió al “ZODIAK”, todo transcurrió normal desde que partieron de la base, eran ya las cinco y cuarenta de la mañana, melosa por la  brisa lacustre. Ingresaban al territorio enemigo cuando sin preverlo vio dos lanchas acorazadas acercándose a su bote.
En un minuto evoco el sueño que tuvo hace poco, a la vez que la frase “vencer o vencer” sonó a sus oídos.
Empezó a sudar frio, los ojos se le quebraros, volviéndose amarillentos y brillosos a través de lagrimas que trataba de contener; automáticamente metió las manos en el bolsillo de la camisa y trató de coger uno de los dos objetos que tenia, un cigarro o el pañuelo blanco, mientras tomaba la decisión correcta, tomo el pañuelo firmemente, pensando si lo sacaba o no, cuando el radiotransmisor sonó y el encargado tomo el fono, enseguida transmitió la orden a Sergio, mientras el soltaba el pañuelo dentro del bolsillo y sacaba el cigarrillo, acompañado de una sonrisa y una esquiva mirada a sus hombres.
Simulando Tranquilidad, les dijo, con voz segura y sin poner nervioso a sus hombres ¡Amigos daremos la vuelta!, ¡la misión fue abortada!, en este mismo instante nuestros gobernantes están firmando el acuerdo de paz pero, ¿EL PUNTO ES NUESTRO?
Con estas palabras prendió el cigarro y hablando consigo mismodio las gracias a Dios porque sus superiores nunca sabrían que el iba a preferir su vida y la de sus hombres a una estúpida frase acuñada para una estúpida guerra “VENCR O VENCER”.